La tentación es la instigación que induce el deseo de algo. Puede tratarse de una persona, una cosa, una circunstancia u otro tipo de estímulo. La tentación está asociada a la seducción y la provocación.
En el ámbito religioso, la tentación es la incitación a pecar por parte del enemigo. El Diablo puede provocar al ser humano para que haga o deje de hacer algo, aprovechando la debilidad intrínseca del hombre para alejarlo de Dios.
Pero también la biblia nos enseña que somos tentados por nuestra propia concupiscencia
sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Santiago 1:14 (RVR1960)
Ahora bien, es preciso destacar que el hecho de sentirnos tentados no nos hace malas personas, la biblia en 1 Corintios 10:13 nos enseña que estaremos expuestos a tentaciones, pero al mismo tiempo nos afirma que no tendremos ninguna tentación que no sea humana, y que Dios en su inmensa fidelidad no permitirá que seamos tentados mas de lo que podríamos resistir.
Por grande que sea tu tentación, tu puedes superarla, no eres tentado mas allá de tu resistencia, y ademas, Dios mismo también te da la salida. no tienes excusa.
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1 Corintios 10:13 (RVR1960)
Lo que realmente importa es como reaccionamos ante las tentaciones, muchos se divierten ante ella, y al final terminan cediendo y haciendo lo que por mucho tiempo evitaron, pero al hacerlo, automáticamente un sentimiento de remordimiento los arropa.
¿Por qué debemos actuar rápido ante un mal deseo?
En su carta, Santiago nos explica como progresa el pecado desde un simple deseo hasta llevarnos a la muerte:
Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.
Santiago 1:15 (NVI)
Lo que implica que si no rechazamos desde el principio esos malos pensamientos que podrían llegar a nuestra cabeza, estos se fortalecerán y llegaran a ser tan fuertes que sentiremos que no podemos controlarlo, y por ende, nos dejaremos dominar, y al dejarnos dominar por el pecado, tendremos como consecuencia la muerte.
No huir de la tentación a tiempo hará que el pecado sea tan inevitable, como a una embarazada le es inevitable tener a su hijo.
Pablo dijo: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.”1 Corintios 6:12
¿y como identifico la tentación?
Todo aquello que te incite a hacer cualquier cosa que sabes que no es correcto, cualquier cosa que te lleve a incumplir algún mandamiento, es justo de las cosas que debes alejarte.
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.”
1 Juan 2:16
En este texto, Juan nos menciona tres diferentes tipos de tentaciones, «los deseos de la carne, los deseos de los ojos y La vanagloria de la vida » analicemos un poco al respecto y veamos como Jesús fue tentado en estos mismos aspectos.
***Jesús fue tentado en las 3 categorías (Mateo 4)
Los deseos de la carne,
Es todo aquello que apela al apetito natural, esos deseos naturales que nos llevan a acciones «normales». Los deseos naturales del cuerpo no son inherentemente malos, por ejemplo, no hay nada malo en la necesidad de comida, de bebida o de satisfacción sexual.
El problema es que satanás usa los deseos internos lícitos para producir pasiones carnales ilícitas (desordenadas) y nos empuja por ejemplo, del deseo de comer a la glotonería, del deseo de beber a la embriaguez, del deseo de la satisfacción sexual, a la fornicación.
Jesús, en el momento en que quizás estaba mas débil humanamente fue tentado a comer, a convertir la piedra en pan; comer no era el pecado como tal, el problema aquí es que no era momento de comer (estaba apartado, en ayuno) y que de hacerlo, estaría obedeciendo al enemigo.
Los deseos de los ojos
Es todo lo que apela a las demandas insaciables de la vista (eclesiástes 1:8)
Aquí el enemigo utiliza las atracciones externas a la persona, cosas buenas como es el deseo de una casa, un auto, etc; o mala como la mujer del prójimo. El enemigo empujara esos deseos hasta convertirlos en una codicia, en envidia al querer tener las cosas solo porque otros la tienen.
Cuando satanás quiso tentar a Jesús mostrandole los reinos del mundo y su gloria ofreciéndole que seria de él, buscaba convencerlo a través de la vista, Jesús se aferró a la palabra de Dios y no aceptó la oferta.
Es oportuno recordar que Jesús dijo: cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón mateo 5:28 y la verdad es que hoy vivimos expuestos constantemente a fallar a este mandamiento. Cuidemos lo que vemos para que no seamos arrastrados por la tentación (aplica también para redes sociales e Internet, donde el exhibicionismo es una avalancha indetenible que debemos evitar) .
La vanagloria de la vida
Es cuando se apela a la jactancia, arrogancia, orgullo o soberbia.
El enemigo utiliza la contemplación del logro personal (popularidad, logro académico, etc) para generar una actitud de autosuficiencia y alejarnos de Dios. Cuando caemos en esta tentación dejamos de andar opuestos a este mundo, dejamos de luchar contra la carne
Jesús fue tentado a vanagloria (si eres hijo de Dios, tírate de aquí); lo que el enemigo decía no era falso, decía una verdad rotunda, Jesús es el hijo de Dios, pero aun siendo el mismo Dios, no cedió a la tentación de llenar su corazón de orgullo para demostrar que él lo era, no tenia que demostrar lo que él era en realidad.
Vamos a ver que el enemigo incluso usará la palabra de Dios para que le obedezcas. Esta ha sido su estrategia desde los tiempos de Adán y Eva.
De Jesús debemos aprender, que indistintamente del tipo de tentación que tengamos, en la palabra de Dios encontraremos la salida. Aunque el enemigo usaba la palabra de Dios para tentarle, Jesús usaba la palabra de Dios para vencerla.
Vivamos en su palabra, y ellas nos enseñaran la salida ante la tentación.
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